sábado, 9 de mayo de 2009

Ronda de mates fríos

Llegada la tarde… tarde era para seguir charlando. Todos los temas de conversación de resolución inacabada habían llegado a su fin. Era tiempo de pensar en soledad o de odiarse en silencio.
Silencio, que se repite constantemente como miles de palabras enhebradas en una aguja, que penetra en el claustro de esa tarde que era nuestra.
Nuestra, como cada cimiento y ladrillo en la que queda conformada esa charla, como una casa, sin techo. Como una habitación sin vistas. Como un baño sin espejo.
Espejos que reflejan el alma de quien habla sin saber de que va la vida. Vida tan mía, tan tuya, tan propia como ajena.
Ajeno a todo quedo, mirando las lunas que caen alrededor de la tarde, en la que conversé con vos.
Y vos, sin embargo, allí, inmóvil, me invitas a pasar. A compartir, a soñar. No quedan sueños sin lunas, los sueños se sueñan por las noches. Pero solo estuvimos una tarde, en la que llegada la última ronda de mates fríos, te dije adiós.
Dicen que un adiós no es lo mismo que un “hasta luego”, pero no me quedaba escapatoria. Viviré pensando en esa tarde tan insólita, como vos y yo. Insólitos.
Risa de llanto atragantado, aquella que vistió mi rostro la tarde en que me fui. Caminado despacio bajo las estrellas, sin prisa, con ganas de repetir el momento, sin ganas de verte de nuevo. Que sensación extraña y que hermoso disfrutar y deleitarme con tu mirada una vez más.
Una vez más, era lo que quería, una tarde más. Ya tarde para pensarlo. Tal vez me hubieses dicho que si, nunca lo hubiera preguntado, no me animaba, la cobardía me ganó.
Me ganaste, lograste lo que querías, que sufra, como nadie me ha hecho sufrir en la vida, creo que al fin y al cabo me lo merecía, me pagaste con la misma moneda, y terminé dolido.
Me duele el alma y el cuerpo, y no podré seguir adelante. Tengo el viento de frente y ya no quiero caminar.
Caminar ya no, pienso mientras camino todo lo que dije antes. Prefiero ya no preguntarme que va a pasar, me doy la vuelta. Me vuelvo a casa, esa tarde, nunca te ví.

Historia de un cuento

Érase una vez un cuento, una maravilla para el lector y un orgullo para su autor. No tenía personajes mágicos, ni utopías, ni luchas ni guerras, solo era eso, un cuento. Salió de alguna mente preciosa que quiso escribirlo. Sin dudar en palabras y en misterios. Encontró entonces ese cuento una llave que abrió las puertas de todas las historias que alguna vez fueron leídas. Algunas de esas historias variaban, y ello dependía de la voz de la madre que a sus niños noche tras noche relataba.
Recuerdo que de pequeña no podía conciliar el sueño si no escuchaba alguna bella fábula, y quedaba pensativa en esa moraleja con la que al fin terminaba, tratando de comprender a fondo su significado. No existían dibujos, imágenes, todo estaba allí, dentro de mi mente, cada héroe y cada víctima cobraba vida gracias a mí, y si quería olvidarlos y encajonarlos en algún lugar, bastaba con una nueva historia.
Pero una noche dejaron de existir cuentos, magia, madres, niños. Aquellas llaves oxidadas dejaron de abrir las puertas a la fantasía. Como podría haber fantasía si el tiempo se ha llevado hasta las ganas de leer. Aquellos niños que no han disfrutado nunca del deleite de dormirse bajo un final feliz, crecen más rápido y con menos ilusiones en la vida.
¡Que será de mi entonces! Que sigo creyendo que un príncipe azul golpeará mi ventana, o que al final de un arco iris voy a encontrar una vasija llena de oro, que existen los bosques encantados donde gnomos, hadas y duendes conviven y me concederán todos los deseos que alguna vez pedí a una estrella fugaz.
¿Donde quedaron las alas de los sueños que los hacían volar? De vez en cuando me gustaría volver a ser niña y recuperar todas las alegrías y las tristezas que esos cuentos me daban. Mis ilusiones no se han borrado del todo, conservo un poco de fe y esperanza. Ojala estos niños que viven a la par de sus padres, le lleven un libro a la cama, se lo lean y le den el beso de las buenas noches, recordándoles que por algo estamos vivos.

El Sol y la Luna (by Pablo)

Cuando el SOL y la LUNA se encontraron por primera vez, se enamoraron perdidamente y a partir de ahí comenzaron a vivir un gran amor. Sucedió que el mundo aun no existía y Dios decidió crearlo, así les dio a cada uno un toque final... el brillo!!! El SOL iluminaría el día y la LUNA iluminaría la noche. Siendo así, estarían obligados a vivir separados. Cuando se dieron cuanta que jamás se encontrarían...les invadió una gran tristeza. La LUNA fue quedándose cada vez mas angustiada y a pesar del brillo dado por Dios, fue tornándose solitaria. El SOL a su vez, había ganado un titulo de nobleza, el de "Astro Rey", pero eso tampoco lo hizo feliz. Dios, viendo esto, los llamó y les dijo: "No debéis estar tristes porque ambos ahora poseéis un brillo propio. Tú, LUNA iluminaras las noches frías y calientes, encontrarás a los enamorados y serás frecuentemente protagonista de hermosas poesías. En cuanto a ti, SOL, sustentaras ese titulo, porque serás el mas importante de los astros, iluminaras la tierra durante el día, proporcionaras calor al ser humano y tu simple presencia hará a las personas mas felices". La LUNA se entristeció mucho con su destino y lloró amargamente... y el SOL, al verla sufrir tanto, decidió que no podría dejarla abatir mas, que tendría que darle fuerza y ayudarla a aceptar lo que Dios había decidido. Aun así su preocupación era tan grande que resolvió hacer un pedido especial a Dios. "Señor... ayuda a la LUNA, porque es mas frágil que yo y no soportará la soledad." Y Dios...en su inmensa bondad, creó entonces las estrellas para hacerle compañía a la LUNA. La LUNA siempre que esta triste, recurre a las estrellas que hacen de todo para consolarla, para casi nunca lo consiguen. Hoy ambos viven así...separados, el SOL finge que es feliz y la LUNA no consigue disimular su tristeza. El SOL arde de pasión por la LUNA y ella vive en las tinieblas de sus añoranzas. Dicen que la orden de Dios era que la LUNA debería de ser siempre llena y luminosa, pero no lo consiguió... porque es mujer, y una mujer tiene fases. Cuando es feliz, consigue estar llena, plena, pero cuando es infeliz es menguante, ni siquiera es posible apreciar su brillo. SOL y LUNA siguen su destino; él, solitario pero fuerte, ella, acompañada de las estrellas, pero débil. Los hombres intentan constantemente conquistarla, como si eso fuese posible, algunos han ido incluso hasta ella, pero han vuelto siempre solos... nadie jamás consiguió traerla hasta la tierra, nadie realmente lo logró por mas que lo intentaron. Dios, decidió que ningún amor de este mundo fuese del todo imposible, ni siquiera el de la LUNA y el SOL, entonces creo al ECLIPSE. Hoy... SOL y LUNA, viven esperando ese instante, esos raros momentos que les fueron concedidos y que tanto cuenta que sucedan. Cuando mires el cielo, a partir de ahora y veas que el SOL cubre la LUNA, es porque se acuesta sobre ella y comienzan a amarse en ese acto de amor al que se le dio el nombre de ECLIPSE. Es difícil recordar que el brillo de su éxtasis es tan grande que se aconseja no mirar al cielo en ese momento, tus ojos pueden cegarse al ver tanto amor.

Primer post

Les doy la bienvenida a este espacio (MI ESPACIO) donde quiero compartir con ustedes textos y escritos propios y donados por amigos de la vida. Espero que lo disfruten y comenten al respecto.

Bienvenidos

Mariana